domingo, 4 de marzo de 2012

EL FIN DEL TRABAJO SEGÚN RIFKIN


La publicación del libro "el Fin del Trabajo", resulta siendo de lectura obligada. En este libro Jeremy Rifkin intenta demostrarnos que se está iniciando una nueva etapa que consiste en el cambio del trabajo humano por el que realizan masivamente las maquinas.

Así, una nueva generación de  sofisticadas tecnologías de las comunicaciones y de la información irrumpen en una amplia variedad de puestos de trabajo. Las maquinas inteligentes están sustituyendo, en forma gradual, a los seres humanos en todo tipo de tareas.

Ello trae como consecuencia, que millones de trabajadores dedicados a la producción y administración pasen a formar parte del mundo de los desempleados. Así, el mundo de las personas infra empleadas o que carecen de trabajo está creciendo exponencialmente.

Los efectos del crecimiento del desempleo, especialmente en la población joven, y la pérdida de la esperanza en un futuro mejor son algunas de las razones por las que decenas de miles de jóvenes  incurren en una vida criminal y violenta.

Entonces ¿que hacer frente a dicho problema? Al respecto, existen dos caminos necesarios para efectuar un giro hacia la era del posmercado.

El primer camino es que las ganancias de la productividad como consecuencia de las nuevas tecnologías, que permite ahorro de mano de obra y en el tiempo de procesamiento, deberán ser compartidas con millones de trabajadores.

En segundo lugar, la disminución de puestos de trabajo en la economía formal de mercado y la reducción de gastos gubernamentales del sector público requerirán que se preste mayor atención al tercer sector. En este sector la economía no está basada en el mercado.

Así, el tercer sector estará compuesto por los servicios sociales a la asistencia sanitaria, la educación, la investigación, las artes, la religión y la abogacía.

¿Cómo podemos poner en funcionamiento este tercer sector? En primer lugar, deberán establecerse adecuadas iniciativas para animar aquellos que todavía disponen de trabajo en la economía de mercado pero que trabajan un número restringido de horas, para dedicar parte de su tiempo libre a actividades del tercer sector.

En segundo lugar, debe ser promulgada la legislación adecuada para proporcionar a millones de desempleados un trabajo útil en servicios comunitarios del tercer sector, con la finalidad de ayudar en la reconstrucción de sus propios vecindarios e infraestructuras locales.

El gobierno podrá fomentar una mayor participación en el tercer sector proporcionando reducciones de impuestos por cada hora de voluntariado cedida a las organizaciones legalmente certificadas con exenciones fiscales. Complementado, estas medidas, el pago de un salario social, como alternativa al pago de beneficiencia a millones de pobres del país, que trabajen en el sector del voluntariado, ayudaría no sólo a esas comunidades, sino también a las comunidades para las que estén trabajando.

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